Cerraba los ojos y no quería dormir, sino soñar. Vivir el mundo mórbido, saltarín e intangible que sólo yo poseía, el universo claro que los defensores de la frialdad gris desprecian por considerarlo enfermizo y perturbado. Allí no se busca sexo a los colores y se admiten contradicciones labio a labio. Los naufragios son azules y se llenan botellas con pedazos de aurora.
Abriré los ojos antes de que el sol evapore el lago de los sueños.
martes, mayo 24, 2005
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario